lunes, 30 de junio de 2008

Primer visitante

http://estatuasverdes.blogspot.com/2008/03/saber-perder.html

miércoles 5 de marzo de 2008
Saber perder

Hace cuatro años un primo mío me contaba que se iba a presentar a las oposiciones de profesor de Latín, sin haberse preparado el temario. Me caiga el autor que me caiga me da igual, me explicó, sobre todos diré lo mismo: demuestra un hondo conocimiento del alma humana. Ignoro si le cayó Séneca o Plauto, pero el tío y sus cojones aprobaron con plaza. La frasecita me ha traumado desde entonces, y he encontrado un autor que, sin ser mi favorito (hice trampa), demuestra un hondo conocimiento del alma humana.

Citando a Astrud, “tú lo llamarás literatura, pero yo lo llamo mentalismo”. Me resulta increíble que David Trueba tenga una intuición tan fina a la hora de escrutar y (re)presentar los sentimientos. En su día expresé mis dudas acerca de si este escritor sería tan eficaz desnudando emocionalmente a las mujeres como lo es con los hombres, y un lector anónimo me contestó que no. Continúo sin saberlo porque, a pesar de las diarias exhortaciones que se me hacen desde los medios de comunicación, todavía no me he cambiado de sexo. No sé si en su última novela Saber perder (2008) el Trueba shico logra una radiografía convincente de las féminas pero la novedad es que por primera vez lo intenta.

Saber perder es la nueva obra de David Trueba, uno de los personajes "Oro" de Estatuas Verdes. Es una novela de 520 páginas, que me he leído a velocidad récord por ser vos quien sois. A otro autor le hubiese dicho tururú, pero me intrigaba averiguar si Trueba era capaz de sostener en una obra de largo aliento (como cursimente se llama a los novelones) las muchas virtudes que ya dejó ver en sus dos primeros libros. Mi veredicto es claro: no estamos ante una obra maestra, ni siquiera ante una novela digna de pasar a la historia de la literatura, y sin embargo, recomiendo a todo el mundo su lectura pues pienso que en ella se encuentran muchísimas cosas de valor: acaso un espejo donde mirarnos nosotros mismos.

Las dos anteriores entregas de David Trueba rondaban las doscientas páginas, y quizás la longitud de esta última sea un lastre a la hora de acometerla. Por otro lado, es innegable que Trueba posee la maestría a la hora de narrar, el don de contar historias y hacerlas interesantes. Domina con precisión los mecanismos del suspense, de la presentación de la trama, de la caracterización de los personajes. Su lenguaje es coloquial sin resultar callejero y su estilo fresquito, pero eso hace también que como escritor no alcance más que la nota de notable (por oposición a sobresaliente).

No hay aquí grandes hallazgos del lenguaje, Trueba no es Eloy Tizón ni Roberto Bolaño, ni falta que le hace. Él hila con oficio una dignísima novela que es la historia entrelazada de cuatro personajes cuyo denominador común es el experimentar una pérdida. El “perder” del título revela la polisemia de la novela: perder un partido de fútbol, perder a un ser querido, perder la cabeza, perder dinero, la dignidad, la propia vida. Y aún así no diría yo que estos cuatro protagonistas sean prototípicos perdedores, son más bien gente normal que en un momento dado pierde. Siga jugando.

Me da la impresión de que el background cinematográfico del autor como guionista y director pesa mucho sobre su producción literaria. Me aventuro a decir que no me extrañaría que Saber perder hubiese nacido en la mente del escritor como un guión para una película que se le fue de las manos. La historia y su planificación son muy de cine, el modo de presentar a los personajes también. Las secuencias se suceden a la maniera de Expiación, de modo espiral; hay pequeños saltos adelante y atrás en el tiempo con la misma escena presentada desde distintos puntos de vista. La historia del delantero argentino Ariel, la adolescente Sylvia, su padre Lorenzo y el anciano Leandro representan una interesante tranche de vie de la España post 11-M. Si en este país hubiese televisión de calidad y mercado para consumirla (como en Gran Bretaña, Francia o USA), pienso que Saber perder hubiera dado para una cojonuda miniserie de cuatro capítulos.

Como me ha chivado la lectora Ana en un comentario, Trueba dice en las entrevistas que el argumento de esta novela sería insoportable de no ser por su carga de humor. De acuerdo con él en que el humor es vital en el arte y en la vida, pero David, hijo mío, no me parece a mí que esta sea tu novela más humorística. Las otras dos eran un desgüeve perpetuo, esta la has llenado de desgracias y te has pretendido ir de filósofo. Y te ha salido bien, no perfecto pero sí muy bien. Saber perder es tu mejor novela, pero te ha quedado un pelín cruda por dentro. A ver si con la próxima te sales, porque está claro que vas a más como escritor.

¡Y que este hombre no esté en un consejo de sabios o algo!

Retroprogresión


Tengo una nueva ruta en la lectura de Saber perder. He dejado la novela en la página 200 y suspendo la continuación de su lectura. La próxima parada es la primera novela de David Trueba, Abierto toda la noche, y luego regreso al futuro hacia el meollo de Saber perder. Retroprogresión.
El blog seguirá en sus trece. Hoy añado la entrevista que la divina Mara Torres le hizo a David a propósito de su tercer hijo escrito y muchas otras cosas más, que nos servirán para ir conociendo al culpable de todo esto.
Y también he copipasteado una interesante crítica de http://www.estatuasverdes.blogspot.com/ acerca de la novela cuyo autor desconocemos y espero que se presente en los comentarios.
Ahí va.


miércoles, 25 de junio de 2008

Inaguración

Acabo de adecentar y decorar el espacio de este blog con algún toque personal, para así poder ser inagurado. Es una inaguración sin cóctel, silenciosa, y con muy pocos asistentes. Nuestros pasos se podrían ahora oír retumbar en esta sala. Perdón, que es una plaza pública.

Hace mucho sol. Nadie va vestido mínimamente elegante y todos llevan el libro de David Trueba en la mano o en la cabeza. La plaza es todo el suelo del libro, estas palabras son su pintura. el mobiliario, algún que otro concierto futuro... porque hoy por hoy sólo hay una llanura de cemento y este letrero que anuncia la construcción del espacio.

También solicito mano de obra. Necesito gente que se una por su filia a la novela y entre todos seamos coautores de esta plaza. Personas que como yo admiran su suelo y no quieren que la novela se acabe en su página 520. Y ojalá que la novela nunca acabe, que siga viva por mucho tiempo en esta plaza o en muchos otros lugares.

"El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas o ranuras que le permitan filtrarse"